¡Hola!

Muchas cosas pasaron en los años 60.

En EEUU surgía el Movimiento por los Derechos Civiles y llegaron a la luna.

En la vieja Europa se construía el muro de Berlín, los estudiantes sacudían los cimientos de los gobiernos con su Mayo del 68 y aparecían las primeras minifaldas.

México celebró los primeros Juegos Olímpicos en castellano y en Colombia, Gabriel García Márquez le regalaba al mundo Cien años de soledad.

Y mientras tanto, los hippies promovían hacer el amor y no la guerra.

Pero además de todo esto, se iniciaba lo que se ha llamado la Edad de Plástico. Tras la Edad de Piedra, la Edad de Hierro y la Edad de Bronce… ¿qué mejor nombre que ese?

En los años 60 se comenzó a popularizar el uso de suelas de caucho/plástico en los zapatos: más económicas, más resistentes, más ligeras y con mejor adherencia.

Pero aunque este tipo de suelas tienen muchas ventajas, cuentan con un gran inconveniente: que nos aíslan de suelo.

Por primera vez en nuestra historia, hemos perdido nuestra conexión a la Tierra.

Desde que bajamos de los árboles hasta entonces, el ser humano ha tenido siempre un contacto más o menos directo con la Tierra, lo que nos permitía beneficiarnos de los electrones libres que nos aporta.

Pero ya no andamos descalzos. Ni con suelas hechas de cuero natural.

¿Podría ser que esta desconexión esté detrás de muchas de las enfermedades crónicas cuya incidencia está alcanzando niveles nunca vistos?

Seguramente hayas oído hablar ya del grounding o earthing o sencillamente andar descalzos sobre la tierra y sus efectos en la salud. Y por qué se producen.

Puede ser que seas de esos escépticos sobre estas cosas de perroflautas o de medicinas alternativas...

Pero solo te proponemos un paseo sobre la hierba o sobre la arena.

"Cuando tu sangre retorne al mar, y el polvo de tus huesos al suelo, quizá entonces recuerdes que esta tierra no te pertenece a ti, sino que tú le perteneces a ella."

Proverbio Sioux !

Lo llaman grounding, earthing o andar descalzos y consiste simplemente en conectarse con la superficie de la Tierra para obtener una serie de beneficios para la salud.

Aunque la idea puede sonar un poco extravagante, hay evidencia científica que respalda la eficacia del grounding en la reducción del estrés y la inflamación crónica, y la mejora de la circulación y la calidad del sueño entre otros beneficios.

Igual que la vitamina D es producida en nuestro organismo a partir de la energía y las frecuencias generadas por el Sol, a 150 millones de kilómetros de distancia, la superficie de la Tierra, justo bajo nuestros pies, proporciona energía y frecuencias que nos afectan directamente

Ahora ; exploraremos en profundidad qué es el grounding, cómo funciona, qué beneficios puede aportar a nuestro cuerpo y mente, y su potencial como una forma simple, económica y de fácil acceso de obtener beneficios terapéuticos.Cómo funciona el grounding

Los seres humanos somos cuerpos eléctricos, y nuestro cerebro, nuestro corazón y nuestros sistemas hormonal y endocrino están regulados por señales bioeléctricas.

Y en este sistema bioeléctrico, los electrones libres son unos jugadores claves.

El oxígeno  y sus especies reactivas, vulgarmente llamados radicales libres, derivados de todos los procesos metabólicos que día a día ocurren en nuestro organismo, son extremadamente oxidativos.

Por ejemplo, ante un trauma, los glóbulos blancos o leucocitos literalmente arrancan electrones de las moléculas. Es así que las células dañadas y otros materiales son destruidos para que entren en acción las células regenerativas y reparen todo lo dañado.

Los electrones libres de la superficie de la Tierra actúan como neutralizados de los millones de radicales libres que cada día genera nuestro organismo.

En este proceso oxidativo de cesión de electrones el oxígeno se estabiliza y las moléculas destruidas son fagocitadas.

Aunque el oxígeno es esencial para la vida, la molécula de oxígeno en sí misma es extremadamente tóxica, y el organismo utiliza distintos procesos antioxidantes para mantener la concentración de oxígeno baja en los distintos tejidos.

Demasiado oxígeno crea estrés oxidativo y los electrones de la Tierra sirven como potentes neutralizadores de los radicales libres.

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